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¿Vos hacés páginas web?

Eso es lo que suele preguntarme el común de los mortales. Porque soy un tipo re-web, destilo esa onda. 🙂

Algunos, un poco más interiorizados en terminologías tecnológicas:
– ¿Vos hacés sitios web? –
(lo que sería un poco más exacto).

Página web me suena muy a «web 1.0», de 1998, una página con banners saltones de publicidad totalmente alejados de cualquier concepto estético y esos graciosos y ridículos GIFs animados que utilizamos todos. Era eso, una «página». En el mejor de los casos eran hasta cinco páginas atadas con un índice poco atractivo, y ya. De sobriedad o buen gusto, ni rastros.

Actualmente el concepto de sitio web de los útimos años a esta parte pretende lograr un esqueleto bien pensado para poder ordenar el contenido que vamos a colocarle. Y ahora, que se puede, con audio y video sin que todo se paralize o quede feo. Todo un lujo.

Estamos en una buena época web en el sentido tecnológico. Mucho JavaScript evolucionado en herramientas realmente útiles, la gloria de jQuery -creo que el más emblemático de los frameworks JS que con sus plugins (agregados) permite resolver una parva de cosas del lado del cliente (= del navegador) e incluso brindarnos efectos gloriosos para el manipuleo de texto, imágenes y componentes de formularios que hacen de la experiencia del usuario algo mucho más placentero.

Lo único que me patea de toda esta vorágine de tecnología aplicada a inventar cualquier cosa vendible y atractiva al cibernauta -lógico- es que la llamen «web 2.0«: la era de la red social enredada hasta en la sopa. Convivo con esa terminología y con gente que trabaja exclusivamente de vender presencia web no solo en un sitio institucional que quizás visitarían pocos, sino también en Facebook y Twitter, estar en Internet ahora nos lleva a usar la nueva fatídica palabra de moda que es «viral«.

Esquema humano 'viral'. Difusión publicitaria boca a boca, gratuita para el anunciante.

Viral significa que una «cosa» vendible sea tan buena, esté tan bien presentada, el servicio y la atención al cliente haya sido tan esmerado que el mismo cliente recomiende a sus amigos y conocidos la «cosa». Es decir, que la propagación de la publicidad sea automática, sin gasto extra para los que desean promocionar, y con la mejor tasa de conversión posible, porque es claro que la recomendación de un conocido es lo que mejor funciona en el mundo. La propaganda en TV es dificilísimo que nos venda algo, excepto que seamos conumidores de Tinelli y sucedáneos.

Quiero rematar diciendo que de la web 2.0 dichosa todo lo que me molesta es el término («¿2.0?«) y no el rumbo, el rumbo es lógico natural que tomó la web…
Y del marketing viral, aunque me pudra y me canse de escuchar de sus logros, no tengo nada feo que decir, pues es notorio que se trata de la mejor publicidad.

Volviendo al tema, que me fui un poco por las ramas: yo hago sitios web. Que me parezcan piolas en su diseño estructural para el amigo Google (WordPress 95%, digamos) y posicionamiento orgánico bien logrado con trabajo de un año. Nada viral, seguramente porque no vivo de esto. 😎

Comunicar para convencer: aspectos fundamentales en la venta de servicios

«El principal obstáculo para la comunicación es la ilusión de haberla conseguido» (Bernard Saw).

Siempre me ha fascinado el mundo de la comunicación y la capacidad del ser humano para entender y ser comprendido. Defino comunicar como trasmitir un mensaje de un emisor a un receptor mediante la utilización de un código conocido por ambos y con un objetivo determinado.

La comunicación juega un papel importantísimo en nuestras vidas, en ocasiones condiciona la percepción que los demás tienen de nosotros y de ella depende nuestra capacidad para convencer. Se trata de un elemento de vital importancia tanto en el interior de la empresa como en relaciones externas con los grupos de interés (interesados) que rodean el negocio.

¿De qué depende nuestra capacidad para convencer?

En 1981 el profesor de la Universidad de California Albert Mehrabian, experto en comunicación interpersonal, tras un estudio llegó a la conclusión de que la capacidad de influencia en la comunicación procede de 3 elementos. Lo que denominó las tres «V» de la comunicación: Lo Verbal (Lo que decimos), lo vocal (Como lo decimos) y lo Visual (Los gestos).

Publicó sus hallazgos en el libro «Silent Messages» (Mensajes Silenciosos) y los resultados fueron los siguientes:

  • Los gestos y el lenguaje del cuerpo representan el 55% de la comunicación. Expresan actitudes y debemos prestar atención a nuestra postura, los gestos de la cara y manos, la mirada, ademanes…
  • El tono de nuestra voz influye en un 38% y puede trasmitir entusiasmo, enojo, sumisión, autoridad, seguridad…
  • Las palabras SÓLO representan el 7% de la comunicación.

Por tanto, a pesar de que cuando hablamos prestamos especial atención a las palabras que decimos, el verdadero significado de las mismas proviene de nuestro lenguaje silencioso (No verbal).

En la mayoría de las ocasiones cuando comunicamos nos centramos en lo verbal, como si se tratara de la esencia de la comunicación y como hemos visto, según el estudio del Profesor Mehrabian representa sólo una pequeña parte. Sigue leyendo

El blog, la nueva herramienta de comunicación de las empresas

La noción de que empleados de una compañía puedan discutir temas vinculados a su trabajo en un foro público no controlado es una idea capaz de darle insomnio a muchos gerentes, sin embargo, es mejor que se acostumbren porque los blogs o weblogs son la última moda en materia de comunicaciones en Internet.

Los blogs, que son una especie de diario online que los individuos sacan en la red y en los que regularmente escriben sobre distintos temas de actualidad, son más fáciles de establecer y mantener que los sitios tradicionales.

Por otra parte, tienen gran popularidad entre los usuarios de Internet y esto ha alentado a las compañías a experimentar con los blogs como una forma de comunicarse con sus empleados y clientes.

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